Se utilizan como ejemplares aislados, para formar grupos en el jardín o pantallas, mejor en zonas del jardín protegidas del frío y el viento. También se cultivan en macetas para interiores, invernaderos y terrazas. No se recomienda cultivarla en jardines donde haya niños y mascotas ya que toda la planta es tóxica por ingestión.
El Floripondio precisa de una exposición de sol directo o de sombra muy ligera y temperaturas más bien altas. No les convienen temperaturas por debajo de los 5 ºC.
El suelo tienen que drenar bien para lo cual serviría una mezcla de tierra de jardín con turba y arena. La plantación en su lugar definitivo se realiza preferentemente a principios de la primavera.
Regar de forma moderada durante la primavera (1 vez por semana) y en verano aumentar los riegos a unos 2-3 semanales; en otoño reduciendo los riegos a una vez cada 10 días hasta que en invierno sólo se rieguen cada 2 semanas.
Abonar, durante la primavera y el verano, con fertilizante mineral cada 3 semanas.
Conviene podar las ramas que hayan florecido cuando las flores estén ya marchitas a mediados o finales de otoño.
Si el ambiente es muy seco (especialmente en interiores) pueden ser atacadas por araña roja.
Se propagan por esquejes de ramas sin flores a finales de la primavera o a inicios del verano.