Crecen en cualquier tipo de suelo pero prefieren un suelo bien drenado que contenga materia orgánica.
Son muy resistentes a la sequía; regar ocasionalmente durante todo el año. En invierno pueden mantenerse con las lluvias.
Abonar con compost o con estiércol a finales de invierno.
Podar las espigas florales marchitas y eliminar las hojas secas a finales de invierno.
No suelen ser atacadas por las habituales plagas y enfermedades.
Se propagan por división a principios de primavera y a partir de semillas sembradas en primavera.