Luz
Las plantas carnívoras necesitan de abundante luminosidad, algunas necesitan luz directa y otras semisombra, pero en ambos casos, mucha luz. Eso significa que las plantas carnívoras son por excelencia plantas de exterior.
Para un desarrollo normal de especies como las Dionaeas y Sarracenias, es necesario un mínimo de 3-4 horas de sol directo al día, pero en verano es conveniente evitar el sol del mediodía. Las Droseras pueden crecer muy bien en zonas de sol filtrado / semisombra o interior, siempre y cuando reciban mucha iluminación.
Por otro lado, las Nepenthes son muy sensibles al sol directo, por lo cual se aconsejan para interiores. Sin embargo, igualmente en interior deben recibir luz abundante.
Sustrato
Las plantas carnívoras requieren un sustrato ligeramente ácido (pH 3,5 – 4,5) y aireado, por lo cual la turba rubia (sin abonar) mezclada con perlita, vermiculita o otro material drenante es lo ideal. El uso del musgo Sphagnum en la superficie del sustrato también es una excelente opción. La proporción entre material varía conforme el género de la planta, pero una mezcla estándar podemos decir que sería 2:1 de turba rubia y perlita.
Las plantas del género Nepenthes y las Pinguiculas litófitas son una excepción a la regla, pues no les gusta sustratos ácidos.
Riego
El riego debe ser con agua desmineralizada, es decir sin cal. Preferentemente se puede usar agua de lluvia, pero también es posible aprovechar el agua que se obtiene del aire acondicionado, deshumidificadores, aparatos de ósmosis, desionizadores, o otros aparatos que quiten la cal. Por regla general no se debe usar agua del grifo, tampoco agua mineral (aguas duras).
Debemos mantener el sustrato siempre húmedo, principalmente durante el verano. Eso se consigue fácilmente haciendo el riego de capilaridad por el “método de la bandeja”, que consiste en colocar el tiesto encima de una bandeja con unos 2-3 cm de agua.