- Iluminación: necesita estar en un lugar muy bien iluminado pero sin recibir de forma directa los rayos del sol.
- Temperatura: no resiste el frío, así que no puede estar a temperaturas inferiores a 10ºC. Los ambientes cálidos son los mejores para su cultivo.
- Suelo: el perfecto es aquel que tiene un sustrato que sea una mezcla de hojas y tierra de brezo.
- Trasplante: se recomienda hacer únicamente cuando la planta ya no quepa en la maceta, y siempre cuando llegue el final del invierno. No le sientan muy bien los trasplantes, así que cuantos menos mejor.
- Riego: debe ser abundante durante el verano y con menos frecuencia el resto del año, de forma que la tierra esté siempre húmeda pero no encharcada. Verás que está corta de agua porque las hojas se volverán acartonadas.
- Poda: no cortes los pedúnculos de las flores marchitas ya que es el origen de las flores que saldrán en la siguiente temporada.
- Abono: utiliza fertilizante mineral, cada 15 días en primavera-verano y una vez al mes durante el otoño, momento en el que es mejor que sea abono orgánico. En invierno no hay que abonar.