Se utilizan en grandes jardines porque las raíces se desarrollan mucho y no dejan crecer a las especies cercanas. Son ideales para fijar zonas arenosas y para crear barreras al salitre del mar. También se utilizan en calles y parques públicos y en macetas cuando son jóvenes.
La Casuarina cunninghamiana necesita una exposición de pleno sol y temperaturas cálidas o templadas; resiste heladas hasta -3 ºC.
Prefieren suelos arenosos con un poco de materia orgánica como turba o mantillo de hojas; pueden crecer en suelos pobres. La plantación se hace en otoño.
Regar regularmente esperando a que el sustrato esté casi seco; resisten unos días de sequía.
Los ejemplares adultos no necesitan poda. Podar ligeramente las plantas jóvenes a finales de invierno para mantener un porte compacto.